Piensa con la cabeza para andar con los pies

“Tengo un amigo rico que se preocupa mucho por su dinero presente y futuro. Vive holgadamente y tiene las espaldas bien cubiertas. Se jubila el año próximo y cobrará la pensión máxima. Él está acostumbrado a un salario mayor. Así que ha decidido vender su empresa y coger un buen puñado de euros para mantener su nivel de vida actual. ¡Qué suerte!

Yo vivo de un trabajo modesto, en una casa modesta, sin estrecheces, pero con mesura y mirando el euro. Guardo unos ahorrillos en el banco, por si acaso, y la jubilación de mi amigo me ha dado qué pensar. Cuándo me toque a mí… ¿tendré pensión, será suficiente? Los periodistas publican que la pirámide de natalidad se ha invertido y que no hay niños suficientes para garantizar el estado del bienestar.

No gano mucho. Pero, después de jubilarme, necesito seguir cobrando lo mismo que ahora. ¿Qué hago?”.

¿Cuándo y cómo garantizar tu futuro?

Al caminar miras al suelo y, también, al frente. ¡Anticipas tus próximos pasos! Por eso tienes que ahorrar para mañana. En estos años te has servido de tus propios medios para salir adelante. Ahora piensas en asegurar tus ingresos para cuando dejes de trabajar. Lo haces por ti, por tus hijos, que todavía no serán independientes, porque aún no habrás pagado la hipoteca, porque necesitarás cambiar de coche y, ¡carajo!, porque quieres mantener tu estatus.

Repasa tus actos: aseguras tu hogar, tu coche, probablemente tu salud e incluso hasta el móvil… ¿Y no vas asegurar tus ingresos?

Piénsalo dos veces y déjanos asesorarte, existen varias fórmulas:

  • VIDA: que recomendamos cuando aún eres joven y tienes necesidades y compromisos financieros (hipotecas, préstamos, hijos a tu cargo…).
  • AHORRO: que te recomendamos cuando vas cumpliendo años y piensas en tus ingresos futuros.